Si examinamos los distintos modos a través de los
cuales los individuos han experimentado su libertad sexual - el
modo en que han delineado su estilo vital- o es forzoso concluir
que la sexualidad, tal como la entendemos en la actualidad, se ha
convertido en una de las fuentes más productivas tanto en la
esfera social como en la vital. Personalmente, considero que hay
que entender la sexualidad de otro modo. Es común pensar que la
sexualidad subyace en el fondo de toda vida cultural creativa;
pero es más bien un proceso inseparable de nuestra presente
necesidad de crear, al hilo de nuestras opciones sexuales, una
cultura vital.

Ciertamente, pero se trata de un aspecto que no podemos dejar de
lado. De entrada es esencial que cualquier individuo cuente con la
posibilidad y el derecho de elegir su sexualidad. Los derechos
individuales relativos a la
sexualidad tienen una gran importancia y más cuando en muchos
lugares todavía son ignorados. En este momento, no podemos
considerarlo como una cuestión resuelta. Desde principios de los
años sesenta se ha producido indiscutiblemente un efectivo
proceso de liberación, positivo tanto en el plano práctico como en
el de las mentalidades, aunque la cuestión no está completamente
estabilizada. Debemos ir más allá y uno de los factores de
estabilización pasa por la creación de nuevas formas de vida,
relaciones, tratos amistosos en la sociedad, en el arte y en la
cultura, de nuevas formas que se establecerán a partir de nuestras
opciones sexuales, éticas y políticas. No se trata sólo de
defendernos, sino también de afirmarnos y no únicamente en lo
concerniente a la identidad sino en lo que hace referencia a la
capacidad creativa.Michel Foucault

Comentarios