Quizás como hecho cultural que nos hallamos disparados tan lejos de la vida en
nombre de la cultura, del funcionar, del mundo que creamos.
Y para mí la desnudez es como un llamado a las pocas cosas o a la esencia. Al
acariciar y ser acariciado, por decir una imagen.
Pero la desnudez en la posibilidad de deconstruir y volver a ese momento, no la
verdad de la aurora, sino la aurora misma como verdad.
Es el lugar donde lo naciente todavía no se disparó y sigue siendo ahí dentro de ese
abrazo inicial.
Perdimos el latido en nombre del funcionamiento y perdimos eso que creemos que
está al final de todo el funcionamiento, o sea para una imagen cotidiana, perdimos el
jugar con un hijo en vez de llegar a las 10 de la noche en nombre de todo lo que le
compré para que juegue ese hijo y darle un beso cuando ya está dormido, o sea, algo
se desproporcionó.
Y aquello que está en el origen lo hemos puesto tan al final, que no seguimos estando ahi.


Pero volver es el lugar donde todavía la vida es creatividad, el lugar donde somos
nacientes, no que nacimos en un tiempo míticamente puesto en una línea recta que
esta atrás mío, o sea, si yo me doy vuelta atrás mío está lo que ya me morí, no donde
vengo.
Pero es ese momento en el que la realidad todavía tiembla por frágil y por naciente.
Entonces tener un contacto que no es ni adentro ni afuera, un contacto en lo íntimo
pero lo que de íntimo tiene todo.
Este vaso que se puede agotar en vaso H2O o puede ser el lugar donde confluye
desde el río que vino a parar acá, a los que en un horno de miles de grados derritieron
la fórmula e hicieron el vidrio y el soplo… o sea esa idea de estar en un mundo vivo.
Para mí el origen es lo originario de todo.


Ahora en realidad sabemos que no hay “un” mundo, ni hay “una” verdad, etc., ahora ya
estamos más familiares con que los mundos son generaciones de discurso, de
códigos y de costumbres, por así decirlo.
Entonces yo creo que es más fácil pensar que sí que un poema puede inaugurar un
mundo. Eso no quiere decir que no toque otro mundo porque ese otro mundo también
es una interpretación. No es que ahí está el mundo real y acá apareció este mundo
artificial que se llama poesía.
Ahora sabemos que el llamado mundo real, hoy en día diríamos, es un economicismo
científico.

El infinito, imaginamos, es una línea que se extiende, se afina, se trasparenta. Pero no es una línea,

no es horizonte.

No es del orden del ser: es lo otro y lo más acá.

(Desmesura de una mesura, pero no de sí.

Medida, otra vez, de mí.)Hugo Mujica

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