Gilles Deleuze Derrames


Una sociedad sólo le teme a una cosa: al diluvio. Sobre su cuerpo social, algo chorrea, y no se sabe qué es, no está codificado y aparece como no codificable en relación a esa sociedad. Encontramos que algo se derrumba, y no sabemos qué es. No responde a ningún código, sino que huye por debajo de ellos.
Todo esto es verdad también para el capitalismo: Cada vez que algo parece escapársele, vuelve a taponarlo todo, añade un axioma de más y la máquina vuelve a partir.
El acto fundamental de la sociedad es codificar los flujos y tratar como enemigo a aquello que en relación a ella se presente como un flujo no codificable que pone en cuestión todo el cuerpo de la sociedad..

  El capitalismo se ha construido sobre la quiebra de todos los códigos y las territorialidades sociales preexistentes.


El esquizoanálisis procederá a la inversa del psicoanálisis, pues el psicoanálisis tiende a suprimir toda relación de sí mismo y del sujeto que viene a hacerse a analizar con el afuera. Pretende reterritorializarnos sólo en él.  Vemos entonces la relación entre el psicoanálisis y el capitalismo: Si es verdad que en el capitalismo los flujos se descodifican, se desterritorializan constantemente, es decir que el capitalismo produce al esquizio como produce dinero, toda la tentativa capitales consiste en reinventar territorialidades artificiales para inscribir a las personas, para volver vagamente a recodificarlas.
Lo que cuenta en el esquizoanálisis es ver mi relación inconciente con mis máquinas deseantes, y por eso mismo la relación inconciente de esas máquinas con las grandes máquinas sociales que las proceden. Hacer esquizoanálisis implica tres operaciones: Una tarea destructiva: hacer saltar las estructuras edípicas y castradoras para llegar a una región del inconciente donde no hay nada se eso. Luego una tarea positiva: hay que ver y analizar funcionalmente, no hay nada que interpretar. Tercera tarea: La máquinas deseantes solo funcionan invistiendo a las máquinas sociales.

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