Gilles Deleuze
Los códigos, el capitalismo, los flujos, descodificación de los flujos,
capitalismo y esquizofrenia, el psicoanálisis

¿Qué pasa sobre el cuerpo de una sociedad? Flujos, siempre flujos, y una persona siempre es un corte de flujo. Una persona, es un punto de partida para una producción de flujos, un punto de llegada para una recepción de flujos, de flujos de todo tipo; o bien una intersección de muchos flujos.
Si una persona tiene cabellos, esos cabellos pueden atravesar muchas etapas: el peinado de la joven no es el mismo que el de la mujer casada, no es el mismo que el de la viuda: hay todo un código del peinado. La persona ¿En tanto que qué lleva esos cabellos? Se presenta típicamente como interceptora con relación a los flujos de cabellos que van más allá, y más allá su caso y sus flujos de cabellos están ellos mismos codificados según códigos muy diferentes: código de la viuda, código de la joven, código de la mujer casada, etc. Finalmente ese es siempre el problema esencial de la codificación y de la territorialización, codificar los flujos con, y como medio fundamental: marcar a las personas, (porque las personas están en la intersección y el corte de los flujos, las personas existen en los puntos de corte de los flujos).
Pero, entonces, más que para marcar a las personas -marcar a las personas es el medio aparente-, lo es para la función más profunda, a saber: una sociedad solo le teme a una cosa: el torrente; no le teme al vacío, no le teme a la penuria, a la rareza. Sobre ella, sobre su cuerpo social, algo chorrea y no se sabe qué es, algo chorrea y no está codificado, al igual que, con relación a esta sociedad, aparece como no codificable. Algo que chorrea y que arrastra a esta sociedad en una especie de desterritorialización, que hace disolver la tierra sobre la que se instala: entonces es el drama. Encontramos algo que se derrumba y que no se sabe lo que es, no responde a ningún código, rompe el campo bajo los códigos; y también es verdad, en este sentido, para el capitalismo, que cree, desde hace mucho tiempo, haber asegurado por siempre los simili-códigos. Es lo que se llama la famosa potencia de recuperación en el capitalismo -se dice recuperado cada vez que algo parece escapársele, parece pasar por debajo de esos simili-códigos; retampona todo, añade un axioma de más y la máquina vuelve a partir; piensen en el capitalismo del siglo XIX: ve manar un polo de flujo que es, literalmente, el flujo, el flujo de trabajadores, el flujo del proletariado; y bien, ¿qué es lo que fluye, lo que mana desagradablemente y arrastra nuestra tierra, a dónde va? Los pensadores del siglo XIX tienen una reacción muy rara, principalmente la escuela histórica francesa: es la primera en haber pensado al siglo XIX en términos de clases, inventan la noción teórica de clases y la inventan precisamente como una pieza esencial del código capitalista, a saber: la legitimidad del capitalismo viene de esto: la victoria de la burguesía como clase contra la aristocracia.
El sistema que aparece en Saint Simon, A. Thierry, E. Quinet, es la toma de conciencia radical de la burguesía como clase y ellos interpretan toda la historia como lucha de clases, es la escuela histórica burguesa del siglo XIX: 1789, sí, es la lucha de clases, se enceguecen cuando ven fluir en la superficie actual del cuerpo social, ese extraño flujo que no conocen, el flujo proletariado. No es posible la idea de que sea una clase, no lo es en ese momento. El día en que el capitalismo ya no pudo negar que el proletariado fuera una clase, ese día coincidió con el momento en que, en su cabeza, encontró el momento para recodificarlo enteramente. ¿Qué es eso que se llama la potencia de recuperación del capitalismo?
Y es que el capitalismo dispone de una especie de axiomática, dispone entonces de algo nuevo que no se conocía. Y esta es, como sucede con todas las axiomáticas, una axiomática al límite, no saturable; lista para añadir siempre un axioma de más que hace que todo vuelva a funcionar. Cuando el capitalismo ya no puede negar que el proletariado sea una clase, entonces llega a reconocer una especie de bipolaridad de clase, bajo la influencia de las luchas obreras en el siglo XIX, y bajo la influencia de la revolución. Ese momento es extraordinariamente ambiguo, pues es un momento importante en la lucha revolucionaria, pero también es un momento esencial en la recuperación capitalista: yo te elaboro un axioma adicional, te hago los axiomas para la clase obrera y para la potencia sindical que la representa; y la máquina capitalista vuelve a partir chirriando, ha colmado la brecha. En otros términos, para todos los cuerpos de una sociedad lo esencial es impedir que sobre ella, sobre sus espaldas, sobre su cuerpo, fluyan flujos que ella no pueda codificar y a los cuales no les pueda asignar una territorialidad. Una sociedad puede codificar la pobreza, la penuria, el hambre; lo que no puede codificar, es cuándo aparece esa cosa, entonces se dice: ¡¿qué es esa gente?! Entonces, en un primer momento, se agita el aparato represivo, si no se los puede codificar, se intenta aniquilarlos. En un segundo momento, se intenta encontrar nuevos axiomas que permitan, bien que mal, recodificarlos. Un cuerpo social se define así: perpetuamente las cosas, los flujos chorreando sobre él, chorreando de un polo a otro, y perpetuamente codificando; y hay flujos que escapan a los códigos, y después hay un esfuerzo social para recuperarlos, para axiomatizarlos, para rehacer un poco el código, a fin de darle un lugar a flujos tan peligrosos; y todo a la vez. Hay gente joven que no responde a los códigos, empiezan a tener un flujo de cabello que no estaba previsto, ¿qué se hará con ellos? Se intenta recodificarlos, añadiendo un axioma, se intenta recuperarlos, o bien hay algo más allá, que continua no dejándose codificar, ¿entonces qué?
En otros términos, el acto fundamental de la sociedad es: codificar los flujos y tratar como enemigo lo que, con relación a ella, se presente como un flujo no codificable, porque, una vez más, esto pone en cuestión toda la tierra, todo el cuerpo de esta sociedad.
Digo esto de todas las sociedades, salvo, tal vez, de la nuestra, a saber del capitalismo; si bien acabo de hablar del capitalismo como si, a la manera de todas las otras sociedades, codificara los flujos y no tuviera otros problemas , pero quizá he ido demasiado rápido.
Hay una paradoja fundamental del capitalismo como formación social: si los flujos descodificados han sido el terror de todas las otras formaciones sociales, el capitalismo se ha constituido históricamente sobre algo increíble, a saber, lo que era el terror de las otras sociedades, la existencia y la realidad de flujos descodificados y que de hecho son asunto suyo. Si fuera verdad, esto explicaría que el capitalismo es lo universal de toda sociedad en un sentido muy preciso: en un sentido negativo, sería lo que todas las sociedades han temido por encima de todo; y tenemos la impresión de que, históricamente, el capitalismo... es lo que, de cierta manera, toda formación social intenta conjurar, intenta constantemente evitar, ¿por qué? Porque es la ruina de todas las otras formaciones sociales. Y la paradoja del capitalismo es que se trata de una formación social que está constituida sobre la base de lo que era lo negativo de todas las otras. Eso quiere decir que el capitalismo solo ha podido constituirse por una conjunción, un encuentro entre flujos descodifícados de cualquier naturaleza. Lo más temible de todas las formaciones sociales, será la base de una formación social que deberá engullir a todas las otras. Lo que era lo negativo de todas las formaciones ha devenido la positividad misma de nuestra formación, eso es estremecedor.
Y ¿en qué sentido el capitalismo se ha constituido sobre la conjunción de flujos descodifícados? El tiene necesidad de encuentros extraordinarios a final de procesos de descodificación de cualquier naturaleza, que se forman en el ocaso de la feudalidad. Esas descodificaciones de cualquier naturaleza han consistido en descodificaciones de flujos de propiedad territorial, bajo la forma de grandes propiedades privadas; descodificación de flujos monetarios, bajo la forma del desarrollo de la fortuna mercantil; descodificación de un flujo de trabajadores bajo la forma de la expropiación, de la desterritorialización de siervos y pequeños campesinos. Y eso no basta, pues si tomamos el ejemplo de Roma, de la descodificación en la Roma decadente, estas descodificaciones aparecen plenamente: descodificación de los flujos de propiedades bajo la forma de las grandes propiedades privadas; descodificación de los flujos monetarios bajo la forma de las grandes fortunas privadas; descodificación de los trabajadores con la formación de un sub-proletariado urbano. Ahí está todo, casi todo. Los elementos del capitalismo se encuentran reunidos, simplemente, no hay encuentro.
¿Qué es lo que falta para que se realice el encuentro entre los flujos descodificados del capital o del dinero y los flujos descodificados de los trabajadores, para que se realice el encuentro entre los flujos de capital naciente y el flujo de mano de obra desterritorializado, literalmente, el flujo de dinero y el flujo de trabajadores desterritorializados? En efecto, la manera como el dinero se descodifica para devenir capital-dinero y la manera como el trabajador es arrancado a la tierra para devenir propietario de su sola fuerza de trabajo; estos son dos procesos completamente independientes el uno del otro, es necesario que haya un encuentro entre los dos. En efecto, el proceso de descodificación del dinero para formar un capital se hace a través de las formas embrionarias del capital comercial y del capital bancario; el flujo de trabajo, su libre posesión de su sola fuerza de trabajo, se hace a través de otra línea que es la de la desterritorialización del trabajador al final de la feudalidad, y estos habrían podido muy bien no encontrarse. Lo que está en la base del capitalismo es una conjunción de flujos descodificados y desterritorializados. El capitalismo se ha constituido sobre la quiebra de todos los códigos y las territorialidades sociales pre-existentes.
Si lo admitimos, ¿eso qué representa? La máquina capitalista es propiamente demente. Una máquina social que funciona a base de flujos descodificados, desterritorializados. Una vez más, no es que las sociedades no hayan tenido la idea; la han tenido bajo la forma de pánico, se trataba de impedirlo -pues esta era la inversión de todos los códigos sociales conocidos hasta ahora-, entonces, ¿cómo puede funcionar una sociedad que se constituye sobre el negativo de todas las sociedades pre-existentes? Una sociedad donde lo propio es descodificar y desterritorializar todos los flujos: flujos de producción, flujos de consumo, ¿cómo puede funcionar, bajo qué forma? quizá el capitalismo tiene otros procedimientos diferentes a la codificación para hacerla funcionar, tal vez es completamente diferente. Lo que quisiera, en este momento, sería refundamentar, a cierto nivel, el problema de la relación Capitalismo-Esquizofrenia -y el fundamento de su relación se encuentra en algo común entre el capitalismo y la esquizofrenia; lo que tienen completamente en común, -y quizá es una comunidad que nunca se realiza, que no toma una figura concreta-, es la comunidad de un principio todavía abstracto, a saber, el uno como la otra no dejan de hacer pasar, de emitir, de interceptar, de concentrar los flujos descodificados y desterritorializados.

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