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Mostrando entradas de mayo, 2011
LA SOCIEDAD POSEDÍPICA Esther Díaz Artículo aparecido en  Imago Agenda , Buenos Aires, abril de 2006   Nadie pretende que un mito sea verdadero, más bien se pretende lo contrario. Pues los mitos anteceden a la razón e ignoran sus exigencias. El origen del pensamiento mítico se pierde en los laberintos del tiempo. El nacimiento de la racionalidad, en cambio, se remonta al crepúsculo de la cultura griega arcaica. Desde entonces la razón no solo ocupará el volumen histórico que anteriormente ocupaba el mito, también lo frecuentará. La literatura, las religiones, la ciencia y la filosofía hunden sus raíces en los mitos fundantes de nuestra cultura. El registro oral en el que transcurrían produjo distintas versiones de un mismo mito. Por ejemplo, el de Edipo pasó a la historia tal como lo escribió Sófocles y lo retomó e interpretó Freud. Pero las fuentes griegas reconocen otras versiones. En una de ellas Layo, siendo adulto, debió huir de Tebas por razones políticas. Fue r...

Gilles Deleuze Derrames

Una sociedad sólo le teme a una cosa: al diluvio. Sobre su cuerpo social, algo chorrea, y no se sabe qué es, no está codificado y aparece como no codificable en relación a esa sociedad. Encontramos que algo se derrumba, y no sabemos qué es. No responde a ningún código, sino que huye por debajo de ellos. Todo esto es verdad también para el capitalismo: Cada vez que algo parece escapársele, vuelve a taponarlo todo, añade un axioma de más y la máquina vuelve a partir. El acto fundamental de la sociedad es codificar los flujos y tratar como enemigo a aquello que en relación a ella se presente como un flujo no codificable que pone en cuestión todo el cuerpo de la sociedad..     El capitalismo se ha construido sobre la quiebra de todos los códigos y las territorialidades sociales preexistentes. El esquizoanálisis procederá a la inversa del psicoanálisis, pues el psicoanálisis tiende a suprimir toda relación de sí mismo y del sujeto que viene a hacerse a analizar con e...
 El objeto de nuestros ataques no es la ideología del psicoanálisis sino el psicoanálisis en cuanto tal, tanto en su práctica como en su teoría. Y no hay, en este aspecto, contradicción alguna en sostener que el psicoanálisis es algo extraordinario y, al mismo tiempo, que desde el principio marcha en una dirección errónea. El giro idealista está presente desde el comienzo. Pero no es contradictorio: aunque la putrefacción ya está en el origen, en ella crecen espléndidas flores. Lo que nosotros llamamos idealismo en el psicoanálisis es todo un sistema de proyecciones y reducciones propias de la teoría y de la práctica del  análisis: reducción de la producción deseante a un sistema de representaciones llamadas inconscientes, y a las formas de motivación, de expresión y de comprensión correspondientes; reducción de la fábrica del inconsciente a un escenario dramático, Edipo o Hamlet; reducción de las catexis ...
Existen sin duda rebeliones contra la ideología burguesa. Es lo que se llama en general la vanguardia. Pero esas rebeliones son socialmente limitadas, recuperables. En primer lugar porque provienen de un fragmento de la burguesía misma, de un grupo minoritario de artistas, de intelectuales, sin otro público que la clase misma que impugnan y que siguen siendo tributarios de su dinero para expresarse. Además, esas rebeliones se inspiran siempre en una distinción muy fuerte entre el burgués ético y el burgués político: la vanguardia impugna el burgués en relación al arte, a la moral, rechaza, como en los mejores tiempos del romanticismo, al tendero,al filisteo. Pero protesta política, ninguna. La vanguardia, lo que no tolera en la burguesía es su lenguaje, no su condición de burguesía. Y no es que necesariamente la apruebe, sino que la pone entre paréntesis. Sea cual fuere la violencia de la provocación, la vanguardia asume, finalmente, el hombre abandonado, no el hombre alie...
Política del rebelde. Tratado de la resistencia y la insumisión [fragmento] (Michel Onfray) Las jerarquías son ficticias, las desigualdades fantoches; no hay superhombres, ni infrahombres, tampoco hombres convertidos en animales, en contraste con otros ungidos por los dioses del Valhalla: nada vale el artificio cuando la esencia lo dice todo y expresa la verdad absoluta de la especie. De los SS, Robert Antelme, en L’Espéce Humaine, escribe: “Pueden matar a un hombre, pero no pueden transformarlo en otra cosa”. Esa es la primera verdad descubierta en el campo de concentración, de naturaleza ontológica: la existencia de una sola y única especie, y la naturaleza esencial de lo humano en el hombre, enclavada en el cuerpo, visceralmente asociada con la carne, el esqueleto, la piel y los huesos, con lo que queda de un ser, mientras un hálito, incluso frágil, aún lo anime. La verdad de un ser humano es su propio cuerpo. Devastados por los furúnculos, destruidos por el ántrax, las heri...
LA SOSTENIBLE LEVEDAD DEL SENTIDO: MODA E IDEOLOGÍA Al igual que los objetos y la cultura de masas, los grandes discursos de la razón se hallan atrapados por la irresistible lógica de lo Nuevo, son arrastrados por una turbulencia que, si bien no es absolutamente idéntica a la de la moda en el sentido estricto del término, no por ello deja de ser menos análoga en sus principios. Hoy día, también el mundo de la conciencia se halla bajo el orden de lo superficial y lo efímero, tal es el nuevo reparto de cartas en las sociedades democráticas. Precisemos acto seguido que no es cuestión de pretender, hipótesis absurda, que el proceso frivolo se anexione por completo la vida de las ideas y que los cambios ideológicos sean dirigidos por una lógica de renovación gratuita. Se trata de demostrar cómo logra infiltrarse hasta en las esferas a priori más refractarias a los juegos de la moda. No estamos viviendo el fin d...
EL FIN DEL PAGANISMO 1. Al repasar noticias sobre culturas tan distintas, durante un periodo tan dilatado de tiempo, vuelve bajo diferentes nombres una idea de las drogas como espíritus neutros o imparciales, que al entrar en el individuo  intensifican las inclinaciones naturales, buenas o al revés  (Filón,  De plant ., XLI, 171), y por eso mismo cooperan al autoconocimiento. De ahí la  sobria ebrietas  como meta, pues quien se educa en ella disfruta de la relajación con dignidad. Como añade Filón de Alejandría, " quienes no se permiten la ebriedad, y se consideran sobrios, son presa de las mismas emociones que el ebrio " ( De. ebr ., XXXVIII, 161), pero desaprovechan su sagrado entusiasmo. Siguiendo a Eurípides, el pagano piensa que la templanza pertenece a la naturaleza individual: Baco no obliga a las mujeres a ser castas, pero aquella que por naturaleza lo sea  participará en las orgías sin corromperse  ( Bac ., v. 318). Ya Hipócrates aconsejaba...
El hombre es una cuerda tendida entre el animal y el superhombre, -una cuerda sobre un abismo. Un peligroso pasar al otro lado, un peligroso caminar, un peligroso mirar atrás, un peligroso estremecerse y pararse. La grandeza del hombre está en ser un puente y no una meta: lo que en el hombre se puede amar es que es un tránsito y un ocaso." Nietzsche, Así habló Zaratustra