
funcional: implica un tipo de producción subjetiva que se ajusta muy bien a los asuntos de las sociedades capitalísticas
La cuestión micropolítica —esto es, la cuestión de una analítica de las formaciones del deseo en el campo social— habla sobre el modo en cómo el nivel de las diferencias sociales más amplias (que he llamado «molar»), se cruza con aquello que he llamado «molecular». Entre estos dos niveles no hay una oposición distintiva, que dependa de un principio lógico de contradicción.
Parece difícil, pero es preciso cambiar de lógica. En la física cuántica, por ejemplo, fue necesario que en un momento dado los físicos admitiesen que la materia es corpuscular y ondulatoria al mismo tiempo. De la misma forma, las luchas sociales son, al mismo tiempo, molares y moleculares.
Repito constantemente el mismo refrán: las prácticas de producción subjetiva y las referencias a las cartografías relativas a estas producciones forman parte de agenciamientos que siempre están en vías de ser destruidos y reconstruidos, deshechos y restituidos en su funcionamiento. No pertenecen a procesos universales tal y como serían los propios de una matemática general del inconsciente o de una corporación especializada de intérpretes
del inconsciente. La reapropiación de los procesos de singularización subjetiva, las revoluciones moleculares contra la producción de subjetividad capitalística, en cierto nivel, pasan también por el cuestionamiento de cualquier corporación de psicoanalistas, de la misma forma que pasan por el cuestionamiento de cierto tipo de formación universitaria .
Felix Guattari
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