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Mostrando entradas de mayo, 2010
El cuerpo sexuado está entregado actualmente a una especie de destino artificial. Y este destino artificial es la transexualidad. Transexualidad. Transexual no en el sentido anatómico; si no en el sentido mas general de travestido, de juego sobre la conmutación de los signos del sexo y, por oposición al juego anterior de la diferencia sexual, de juego de la indiferencia sexual, indiferenciación de los polos sexuales e indiferencia a; sexo como goce. Lo sexual reposa sobre el goce (es el leitmotiv de la liberación), io transexual reposa sobre el artificio, sea este el de cambiar de sexo o el juego de los signos indumentarios, gestuales, característicos de los travestis. En todos los casos operación quirúrgica o semiúrgica, signo u órgano, se trata de prótesis y, cuando como ahora el destino del cuerpo es volverse prótesis, resulta lógico que el modelo de la sexualidad sea la transexualidad y que esta se convierta por doquier en el lugar de la seducción. Todos somos transexuales. De la m...
El mismo acontecimiento que nos fragmenta también nos unifica. Evolucionamos hacia el gran salto de las partículas que desgarran el entramado de los universos. Evolucionar hasta el fin de las representaciones y la identidad es quizás la única verdad, quizás por eso, la verdad sea locura absoluta. La realidad quántica e incierta abarcando las superficies, el mundo quántico como verdad emergente desgarrando el aparente orden de lo real.(Andres Reitman)                                               
Nada (ni siquiera Dios) desaparece ya por su final o por su muerte, sino por su proliferación, contaminación, saturación y transparencia, extenuación y exterminación, por una epidemia de simulación, transferencia ala existencia secundaria de la simulación. Ya no un modo fatal de desaparición, sino un modo fructual de dispersión. Ya nada se refleja realmente, ni en el espejo ni en el abismo (que solo es el desdoblamiento al infinito de conciencia). La lógica de la dispersión viral de las redes ya no es la del valor, ni, por tanto, de la equivalencia. Ya no hay revolución, sino una circunvolución, una involución dei valor. A la vez una compulsión centrípeta y una excentricidad de todos los sistemas, una metástasis interna, una autovirulencia febril que les lleva a estallar mas alia de sus propios limites, a trascender su propia lógica, no en la pura tautología sino en un incremento de potencia, en una potencialización fantástica donde interpretan su propia pérdida. Todas estas peripecias...